Por fin el pasado sábado el Gobierno concretó la subida de impuestos que se nos venía anunciando desde hacía algún tiempo de forma episódica y un tanto confusa, como preparándonos para darnos una muy mala noticia sin que nos diera un infarto. La versión oficial es que con ello se conseguirá reducir el enorme déficit publico en que se ha incurrido.
Hay muchos motivos que justifican que las subidas de impuestos no son la mejor medida económica para ayudar a salir de la crisis, pero también los hay que demuestran que a veces ni siquiera sirven para reducir el déficit que con ellas se pretende combatir ya que no consiguen incrementar los ingresos públicos. De ello ya hablé en "La tertulia de la Economía" de Onda Cero Castellón y Vila-Real del día 1 de septiembre apoyándome en las conclusiones que se derivan de la Curva de Laffer.
Arthur Laffer es un economista que a principios de la década de los años 80 del siglo XX desarrolló un modelo gráfico que relaciona el nivel de presión fiscal con los ingresos de los estados.
Dicho modelo parte de la hipótesis que si la presión fiscal fuera cero el estado no ingresaría nada. Por contra si fuera del cien por cien tampoco existirían ingresos fiscales ya que toda la riqueza del estaría en manos del propio estado, es decir no habría ingresos privados que gravar. Partiendo de estos términos la curva que relaciona presión fiscal (tipo impositivos) con ingresos estatales dibujaría un semicirculo, como se observa en el siguiente gráfico.
t=tipo impositivo
T=Recaudación Fiscal
De ello se constata que existe un nivel óptimo de presión fiscal que da lugar al máximo de recaudación a partir del cual sí se incrementan los tipos impositivos los ingresos del estado se reducen. Por contra sí el nivel de presión fiscal es elevado su reducción dará lugar a más ingresos tributarios como consecuencia del aumento de la actividad económica vía aumento de la inversión, el ahorro, el empleo y el consumo que se produciría al existir más renta disponible en manos de ciudadanos y empresas.
Lo cierto es que Laffer sostiene que este modelo no lo descubrió él si no que se conocía desde la antigüedad, pero fue él quien lo divulgó adquiriendo fama al ser uno de los argumentos de la política fiscal de Reagan.
Sin embargo el problema, como el de todo modelo teórico, es conocer donde esta ese nivel óptimo de presión fiscal, ya que el mismo difiere según las estructuras económicas de cada país. Así por ejemplo en EEUU Reagan bajó los impuestos y no aumentó la recaudación. Sin embargo en Islandia de 1991 a 2001 se bajo el tipo impositivo del 45% hasta el 18% y los ingresos fiscales se triplicaron.
Asimismo el efecto benéfico para la economía que las bajadas de impuestos tienen según Laffer puede quedar anulado por el incremento del gasto publico, ya que este puede lastrar la economía. Por un lado al ponerse el Estado a competir de forma desleal con el sector privado, y de otro al aumentar la deuda publica de forma que se resta liquidez para financiar a familias y empresas reduciendo por ello la actividad económica.
En cualquier caso la curva de Laffer ofrece interesantes argumentos a la hora de valorar las subidas de impuestos como la que se ha aprobado, la cual a buen seguro volverá a ser objeto de debate en "La Tertulia de la Economía" de Onda Cero Castellón y Vila-real esta tarde a las 19:20 a la que nuevamente han tenido a bien invitarme a participar.
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