lunes, 29 de diciembre de 2008

Adiós al Impuesto de Patrimonio.

Llega fin de año y es el momento de repasar lo que nos ha deparado este año a nivel económico en previsión de la factura fiscal que tendremos que afrontar en 2009.
En estos momentos, es difícil aprovechar las escasas posibilidades que tenemos para rebajar nuestra tributación ya que, con las dificultades de financiación y escasez de liquidez de las empresas y familias, hablar de cuentas para la adquisición de vivienda, reinversión de las ganancias obtenidas por la venta de la vivienda habitual o aportación de cantidades a planes de ahorro o pensiones, se me antoja un tanto difícil. Lo único que, por desgracia, veo más factible es materializar las pérdidas sufridas en acciones o fondos de inversión para poderlas compensar con las plusvalías que hubiéramos tenido en 2008 o con las que esperemos tener en los próximos cuatro años, si el ciclo económico lo permite.
Ahora bien, una de las pocas buenas noticias que en esta materia nos deparara el nuevo año es la desaparición del Impuesto sobre el Patrimonio. Si bien este Impuesto tenía un efecto limitado en la población, tanto por el elevado importe mínimo del patrimonio que era necesario para tener que pagar por el mismo, como por las exenciones de las que gozaba aquella parte del patrimonio personal al que se entendía y que formaba parte de empresas productivas, ya fuera a titulo personal o mediante sociedades.
En cualquier caso, no deja de ser una buena noticia que finalmente se erradique un Impuesto que, desde mi humilde punto de vista, chocaba frontalmente con la justificación constitucional de la imposición de tributos, que no es otra que la puesta de manifiesto de capacidad económica. Evidentemente, la obtención de ingresos pone de manifiesto capacidad económica, pero ésta no aparece por ningún lado por el simple hecho de ahorrar (en forma de dinero o de bienes) lo que nos queda tras haber pagado impuestos por esos ingresos, y sobrevivido todo el año. Ahora ya solo queda que se dé, de una forma coordinada en todo el Estado, un paso similar en cuanto al Impuesto de Sucesiones y Donaciones, al que le ocurre algo parecido.

(Articulo publicado en la sección Tribuna Jurídica del suplemento de empresa del Periódico Mediterráneo del 28 de diciembre de 2008)

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