lunes, 1 de diciembre de 2008

Viviendas para alquilar, inversión o reto.

Hace unos días las televisiones se hicieron eco que en Barcelona se había condenado a dos hermanos como autores de un delito de coacciones por, entre otras cosas, cortar la luz y el agua a los ocupantes de un piso de su propiedad. Pocos medios explicaron que las victimas venían incumpliendo reiteradamente una sentencia de desahucio y que la luz y el agua la tenían que pagar los condenados por estar a su nombre.
Si bien uno no puede tomarse la justicia por su mano, puedo entender, pues lo he visto en más de una ocasión en mi despacho, la desesperación de los propietarios que, tras un largo y costoso proceso, no consiguen una rápida ejecución del fallo que les dio la razón.
Quizás la solución esté en que se lleve a la práctica la recomendación que, por esos mismos días, hizo el Gobernador del Banco de España en una comparecencia en el Congreso de los Diputados. En ella además de advertir, a sus despistadas señorías, de lo mal que esta la economía, alertó de la necesidad de mejorar la regulación del mercado del alquiler de viviendas para hacerlo más flexible, rentable y permitir así que los ciudadanos que destinaron su ahorro en los últimos años a la compra de viviendas puedan obtener alguna rentabilidad por sus inversiones
Las reformas habidas hasta la fecha en la materia, si bien han acortado la duración de los procesos en condiciones normales, no impiden que múltiples circunstancias puedan retrasar que el desahucio se lleve a efecto. Una de las más habituales es el, bajo mi punto de vista, excesivamente paternalista sistema de notificaciones de las resoluciones judiciales de nuestro ordenamiento.
Un marco jurídico que ofreciera a los propietarios de viviendas la seguridad de la recuperación rápida del inmueble, junto con la promoción de los seguros frente a los daños en los inmuebles y los impagados, haría aumentar el numero de viviendas en alquiler, facilitando el acceso a estas a muchas personas que en las condiciones actuales no pueden obtener financiación para su compra, generando unos ingresos a los propietarios que aumentarían la, tan ansiada en estos tiempos, liquidez del sistema económico.
(Articulo publicado en la sección Tribuna Jurídica del suplemento de empresa del Periódico Mediterraneo del 30 de noviembre de 2008)

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